Historia de Ibiza Eivissa

Hoy día la isla de Ibiza y su capital, Eivissa, son mundialmente conocidadas por su inacabable oferta de turismo y ocio: alquiler de barcos en Ibiza, despedidas de soltera, los DJs más famosos del mundo, las fiestas más populares, alquiler de veleros y las discotecas más vanguardistas con los espectáculos más transguesores. Pero tras esta fachada de apenas unas decenas de años, Ibiza también esconde una historia milenaria, llena de guerras, alianzas, murallas, conquistas, atalayas y corsarios. Ibiza es mucho más que una isla-fiesta.

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La historia de Ibiza (o Eivissa como se conoce a la ciudad principal de la Isla de Ibiza) comienza, como casi durante toda su historia, ocupada, probablemente, por pueblos de origen ibérico. Durante el primer milenio llegaron a sus costas mercaderes fenicios y posteriormente griegos (Pitiusas, lugar de pinos). Los cartagineses fundaron lbosim (654), factoría naval y fortaleza estratégica. De la cultura púnica han quedado la necrópolis de Puig des Molins y el templo de Tanit. La isla pasó el año 70 a ser un municipio de Hispania, conocido como Ebusus. Fue devastada por los vándalos de Genserico (426), y posteriormente por los bizantinos (554), que sólo la dominaron nominalmente. Los musulmanes se establecieron de modo definitivo en el siglo X, y alcanzaron su apogeo en los siglos XI y XII, cuando se produjo la incursión pisano-catalana (1114), de efímeros resultados. Guillem de Montgrí conquistó la isla en 1235, por concesión feudal de Jaime I, y la repobló con gentes del Ampurdán, Barcelona y Tarragona. Jaime II de Mallorca le otorgó un órgano definitivo de gobierno municipal (1299), modificado por el de insaculación en 1454.

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Los piratas de Ibiza

Los siglos XIV y XV acentuaron las diferencias entre la ciudad, mercantil y aristocrática, y el campo, empobrecido con pestes y sequías, que culminaron con la intervención de las germanías de Mallorca contra la ciudad de Ibiza (1522). Desde entonces hasta el siglo XVII la isla padeció una miseria endémica, acentuada por el cambio de rutas hacia el Atlántico (a partir de 1492), por los ataques turcos de 1536, murallas de 1585 y por la peste de 1652. Felipe V despojó a Ibiza de las rentas de sus salinas (principal industria de la isla por su participación en la guerra de Sucesión, lo que acentuó su decaimiento durante el siglo XVIII, pese a la expansión naviera, a la activación del cultivo del almendro y al auge de los corsarios que poblaron la isla durante decenas de años. No en vano, junto al puerto de Ibiza, podemos contemplar el que probablemente sea el único monumento a los corsarios de todo el mundo.

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Aquí estoy con mi amigo Supy que todos los años nos hace una visita de un par de días para echar una mano a bordo

El resurgimiento de Ibiza

Las diferencias entre la ciudad y el campo adquirieron mayor virulencia en el siglo XIX, con las frecuentes marchas de payeses armados contra la ciudad, donde fueron juzgados sumariamente (1824), o expulsados de ella en tiempos de la Restauración. A partir de 1868, la isla se benefició con la aportación de capitales procedentes de Cuba, y se establecieron los primeros servicios de navegación regular con la Península. La industria del turismo tuvo su apogeo a finales de los años sesenta, pero entró en crisis a lo largo de 1974, provocada por la competencia de los touropearadores controlados desde el extranjero, desapareciendo numerosos centros hoteleros de menor importancia. Antes del boom turístico, la isla se había convertido en uno de los puntos de reunión del movimiento hippy.

Preciosa puesta de sol desde el Beso Beach en Formentera
Preciosa puesta de sol desde el Beso Beach en Formentera

La ciudad de Ibiza o vila d’Eivissa

La ciudad de Ibiza se sitúa al sureste de la isla de nombre homónimo. El término tiene 11 km2 y unos 50.000 habitantes censados en en núcleo urbano, los ibicencos. La reducida extensión del municipio comprende el área urbana y un pequeño sector rural, en el que destacan los característicos cultivos en feixes de regadío. La ciudad, de origen púnico, se desarrolló desde la colina situada junto al puerto, magnífica defensa natural, en cuya cumbre están la catedral y la fortaleza, y en una primera etapa descendió hasta el actual recinto amurallado, formando la denominada «Dalt Vila». Entre ésta y el mar se instalaron los barrios de Sa Penya y Sa Marina. En el siglo pasado, la ciudad se ensanchó hacia el norte (paseo de Vara de Rey) y ha crecido a lo largo de las carreteras que van a San Antonio y San José. La moderna urbanización del Puig des Molins (antigua necrópolis púnica) y de Ses Figueretes obedece al auge turístico. En los años 80 era prácticamente el único núcleo consistente de la isla, con el más importante puerto, por lo que ha monopolizado las funciones administrativas, religiosas, sociales y económicas de Ibiza.

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La playa de illetas ofrece una protección de 150 metros para los bañitas. Los barcos no pueden sobrepasar esa línea

Con el castillo y la catedral en lo alto, la ciudad mantiene su primitivo aspecto de acrópolis. Las fortificaciones fueron construidas entre 1554 y 1585 y se conservan en buena parte. La catedral, edificio robusto y sencillo, de una sola nave y capillas laterales, reformada en estilo barroco, tiene torre cuadrada medieval. Conserva algunas pinturas góticas. Cabe destacar el museo arqueológico, cuyo copioso contenido procede especialmente de la cueva d’es Cuyram, de la isla Plana, y del famoso Puig des Molins, vasta necrópolis inmediata a la ciudad, cuyas sepulturas proporcionaron numeroso material, en su mayoría de época púnica. Destacan imágenes en barro de la diosa Tanit, bustos femeninos, vidrios, huevos de avestruz decorados y numerosas piezas de barro cocido. Cercana a la ciudad está la iglesia de Nuestra Señora de Jesús, con el retablo de la Virgen de los Ángeles, obra del taller de los Osona.

Por Jose Charteralia – lee la historia de cómo creamos nuestra empresa de alquiler de barcos en Ibiza.

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